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Thich Nhat Hanh, Buddhist teacher
- Hace rato no leia algo tan cierto y tan sensato - post by moritzjakobsen
Keeping a record of some readings. Just for the memory and may be to share it.
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ELESPECTADOR.COM - Noticias Annotated
La impunidad en Colombia asciende a más del 95%. De cada cien crímenes, en menos de cinco se halla un culpable que es condenado a pagar una pena. La gran mayoría de los otros noventa y cinco delitos ni siquiera se denuncia; unos pocos se investigan y si acaso algún proceso comienza, éste pronto se abandona y no termina en nada.
Las consecuencias de la impunidad son devastadoras. Las mafias hallan el clima propicio para crecer y multiplicarse. La corrupción se generaliza. La sociedad civil vive intimidada.
Quienes han estudiado por qué el narcotráfico floreció en Colombia señalan que no fue la localización, ni el clima, ni las rutas del contrabando secular, sino la impunidad la que creó un ambiente especialmente favorable para que crecieran en nuestro medio los carteles más grandes del mundo y la mayor producción de coca del planeta. La ventaja comparativa del narcotráfico es la impunidad del país. Y el narcotráfico sólo disminuirá cuando se elimine la impunidad.
A pesar de que éste es uno de los problemas más graves de la sociedad, la impunidad es un tema relativamente ignorado en nuestro medio. Las grandes estadísticas de la impunidad no reciben ni siquiera la millonésima parte de la atención de que gozan la tasa de cambio, la inflación o el desempleo. Los partidos políticos no debaten el tema. Las cortes no se refieren a ella. La prensa ilustra sus mayores manifestaciones pero muy rara vez discute sus causas. Sólo de cuando en cuando se plantea algo sobre la reforma de la justicia.
El olvido de la impunidad no es inocente. Las sociedades que viven sin justicia aprueban o, al menos, tienen una relación de complacencia con el crimen. El desdén, el olvido y el descuido de la justicia no son sino la otra cara de la moneda de la convivencia con la corrupción y con ciertos grupos conectados con bandas que masacran y aterrorizan a la población. La callada tolerancia frente a la impunidad es un síntoma de que amplias capas de la sociedad y de la economía mantienen relaciones con quienes cometen crímenes en forma habitual.
Hoy en día hay más preocupación en el exterior con la impunidad de Colombia. Ante la parálisis de nuestro sistema judicial, los mayores criminales colombianos son juzgados por tribunales extranjeros. Los capos de la droga rinden cuentas ante las cortes de Estados Unidos. Los tribunales de derechos humanos de los organismos multilaterales conocen y condenan las masacres y los abusos contra la población civil. Los editorialistas y escritores europeos y norteamericanos se ocupan con frecuencia de este tema. Los observadores externos le exigen al Gobierno que fortalezca la justicia.
En un país con impunidad, la revelación de culpas inocultables crea desconcierto. Induce la aparición de “micos” legislativos para salvar a los delincuentes. Estimula la convocatoria de cruzadas por el perdón, el olvido, la rebaja de penas y el punto final. Todo menos la justicia.
Ante la presión internacional por la situación de violencia e impunidad en Colombia, en lugar de adoptar histéricas posturas defensivas, de clamar que las cifras de asesinatos y desapariciones han caído y que la situación está mejorando, lo único sensato debería ser buscar un acuerdo político que convoque a todos los partidos, para fortalecer seriamente la justicia, en especial a la Fiscalía. Lo que requiere la justicia del país son más recursos, mejores estructuras administrativas, un seguimiento estadístico cuidadoso, un buen aparato administrativo y un fuerte apoyo nacional e internacional.
ELESPECTADOR.COM - Noticias Annotated
sábado, 30 de junio de 2007
Aveces las caricaturas ayudan a reflejar mejor la realidad. Me parece que esta es una de esas... — Vení pues Maruja acompañame a la terapia. — ¿Y en qué terapia estás querida? — Es una de esas terapias modernas de la medecina alternativa, que consiste en que uno va a una clínica privada… — ¿Vos en una clínica privada?… No siás chicanera Tola… Cuando un pobre dentra a una clínica privada o es del aseo o va a vender sangre. — Entonces en la clínica privada le dicen a uno cuánto le cuesta la operación o el tratamiento y uno al oír la cotización ahí mismo se mejora de la impresión… Eso se llama Precio-terapia. — Ya no saben qué inventar… ¿Y de qué estás sufriendo vos Tola que necesitás de la tal Precio-terapia? — Estoy durmiendo muy mal y tengo unas pesadillas las jijuemadres… Figurate que soñé que yo estaba metida en el corazón del presidente Uribe. — Pero menos mal que no estabas en la bilis… ¿Y cómo es el corazón de Uribe? ¿Duro como carne de almuerzo ejecutivo? — Es un corazón muy grande… Hacé de cuenta un latifundio. — ¿Y qué caras conocidas vites? — Yo no lo pude ver, pero me contaron que el presidente gringo Yor Bus tiene pa él solito toda la aurícula derecha, y que mandó hacer menco muro pa que no se le metan los hispanos. — ¿Y qué más gente vites en el corazón de Uribe? — Están todos los godos… Y mucho cura… Hasta me encontré con monseñor Escrivá de Balaguer. — ¿Bala qué? — Y cómo te parece que de pronto se armó un alboroto el macho porque llegaron del Incora quizque a parcelar todo el ventrículo izquierdo pa dáselo a unos desplazaos. — ¡Hum! ¿Y qué cara pusieron los uribistas? — No dejaron… Que ni riesgos, que cómo les iban a dañar el vecindario. — Ah, pero es un corazón muy organizao. — Y muy bonito: no hay pobres y no se consigue un gay ni pa remedio. — ¿Y vites afrodecendientes? — Ni la sombra… Lo único negro era un caballo llamado Azabache. — Pero se ve como muy calmao ese corazón. — No creás… Pasan cosas: hubo un momento de confusión cuando tuvo un preinfarto… Y fueron a ver y era Gordo Lindo atrancao en la aorta, bregando a colase. — ¿Y en qué paró esa pesadilla tan charra? — Menos mal me dispertó la noticia de que el Produto Interno Bruto de Colombia creció un 8%. — Yo nunca he entendido eso del Produto ese Bruto. — Quiere decir que los colombianos estamos mejor económicamente… Por ejemplo se presentó un violinista muy famoso en Bogotá y las boletas eran a 500 mil pesos y se agotaron en un santiamén. — ¡Quinientos papeles!… ¡Avi María!… Entonces a la salida cuánto sería la propina pa los cuidacarros. — Oites Tola, mandémole un saludo de solidaridá a los familiares de los diputados del Valle muertos por culpa de la brutalidá de la guerrilla y la terquedá de un presidente con un corazón ancho pero ajen |
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clipped from www.time.com "A social trend is whatever is happening to a newspaper editor and the editor's friends," Claude Fisher, a professor of Sociology at U.C. Berkeley, says with a laugh. |
clipped from www.cromos.com.co Todavía no sabemos del todo qué es lo que está pasando, por ello no es evidente todavía quiénes son los héroes y quiénes son los villanos, pero toda una época de Colombia está llegando a su fin, y no podemos estar seguros de si el porvenir será mejor o peor. Nos tocará ver cómo los grandes poderes que durante mucho tiempo disfrutaron de todos los privilegios resuelven ahora sus mutuas ofensas e intentan repartirse de nuevo el reino, como en los viejos tiempos del Frente Nacional, procurando, como entonces, que nadie importante salga damnificado en el acuerdo, y que el mal no les sea reprochado. Pero quién sabe si esa fórmula seguirá funcionando. El bien dura poco, pero a lo mejor nos tocará ver en nuestro tiempo que ni siquiera el mal puede durar para siempre. Permanecemos asombrados ante el vasto desorden y nos decimos, con la fe que nos queda, aquellos versos misteriosos: “El destino es fatal como la flecha / pero en las grietas está Dios, que acecha”. |
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